Medios sin comentarios
Se ha discutido mucho - bueno, tampoco demasiado fuera de los círculos del mundo de las publicaciones tecnológicas y de medios - el movimiento de Re/Code de quitar los comentarios de los usuarios a los artículos en su web. Sus motivos, apuntan, es que la gente ya comenta en "redes sociales" y que como esto está en crecimiento no merece la pena tener sistema de comentarios propio en el medio.
Javipas ha comentado a fondo la cuestión y Remoquete ha desarrollado el gráfico que ilustra este artículo defendiendo la tesis de que hay entornos en los que los comentarios aportan mucho valor y otros en los que casi nada. Como es habitual, ando un poco en desacuerdo con las diversas posturas, aunque ando lejos de tener una posición definitiva.
Renunciar a los comentarios en el medio es renunciar a una parte del valor que generan los contenidos. Los contenidos captan atención - son vistos, son leídos - permiten a la gente construir su identidad en internet y fuera de ella - son compartidos, en Facebook, en Twitter, en el bar de la esquina - y generan conversación. El punto con Re/Code y otros es que como las redes sociales están captando cada vez mayor trozo de la tarta de la conversación es una batalla que no merece la pena tener: genera trabajo de moderación, soporte tecnológico y, muchas veces, produce cierto desánimo en los equipos editoriales. Los lectores son lo peor del periodismo, decía Enric González; Los comentarios de mis artículos son una basura apuntábamos por aquí.
Comenta aquí, por favor
Mi comentario favorito es cuando alguien se lleva este post a otro blog y desarrolla una réplica o lo utiliza para argumentar o contra-argumentar. Este fenómeno está en desuso - con la pérdida de protagonismo de la blogosfera y el uso más abundante de Twitter para ello - y atendiendo a la experiencia con Weblogs SL y Error 500 mi impresión es que a los sitios y los comentarios se aplica el principio de San Mateo: a quien más tiene - comunidad, participación - más genera y quien menos tiene, más pierde y se queda en menos.
Detrás de esto se encuentra la motivación de los usuarios para comentar. Las más de las veces los comentarios le permiten es influir sobre la percepción de otros de una pieza editorial: si creo que este medio es muy leído tengo un incentivo para hacerlo en él; si no, casi me merece más la pena hacerlo en el Menéame o reddit de turno. También hay otros factores, el sentimiento de pertenencia (comento en mi comunidad, sea la del medio, sea el foro donde paso las horas trayéndome la noticia del medio) y la construcción de la identidad personal, me llevo la historia a mi Twitter/Facebook para construirla o para conversar con mi entorno porque es una charla de más calidad.
Y esto último es una realidad "impepinable". Los comentarios preocupan a periodistas y editores porque cuando se llenan de soflamas, odio o críticas foribundas y sectarias pueden acabar devaluando la experiencia del medio. Hay quienes lo ocultan por diseño (ej New York Times), hay quienes intentan construir sistemas de karma más o menos meritocráticos, pero no hay ninguna solución que garantice la calidad y estos sistemas tienen sus propios problemas.
Mi impresión es que cuando no has conseguido tener una comunidad fuerte en tu medio es más fácil izar la bandera blanca y apostar por que se comente en otras redes, no se pierde valor y captarlo está muy caro. Los que lo tienen veo más difícil que renuncien a él y a la posibilidad de valor a futuro: tener tú los datos de tus usuarios y no Facebook, articular funcionalidades de contenido generado por usuario, no depender de terceros cuyos objetivos y estrategias es muy probable que no estén alineados con los tuoys etc... pero aquí al final la propia dinámica de los usuarios marcarán si los medios volvemos a perder otra batalla frente a las redes.
Ya estamos KO con ser la portada a las noticias frente a Facebook o Twitter, no descartemos que al final también acabemos cediendo en la de la conversación. Mientras mi apuesta es que, si se quiere competir, hay que presentar batalla y partir de las ventajas que, a priori, tienen los medios: visibilidad junto a la pieza editorial original, llegada al creador de la misma, experiencia de usuario.