Las estrellas de cine pueden evitar besos y desnudos, al precio de cavar su tumba
También: los géneros que emergen en Tiktok, por qué los estados de Whatsapp es la mejor red social, Mastodon quizás necesite algoritmos
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Tik Tok es un mundo aparte con sus propias tendencias
Algo que sucede interesante en plataformas es cuando emerge un género propio, nuevo, o al menos una variación interesante respecto a lo previo. En Tik Tok me ha cautivado una suerte de “rap de clips de vídeos”, a veces con intenciones moralizantes o activistas, a veces simplemente evocadores. Son los “corecore”, visto en Nobells.
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Tiene ese punto de cultura meme de tomar de cualquier lado y mezclar junto a una búsqueda de narrativa que supere el difícil encaje entre tonos, voces, luz y ritmo de los distintos fragmentos. Sucederá cada vez más con la inteligencia artificial generativa, hay artistas que se quejan mucho de la capacidad imitativa de lo actual, lo valioso ocurrirá con la exploración de nuevas narrativas que acometerán humanos con IAs.
Otra corriente que me ha interesado es la de los “desinfluencers” (WSJ, Time, La Vanguardia), que no dejan de ser un subproducto de la cultura de los “influencers”. Éstos han vendido en muchas ocasiones su credibilidad por facturar en promociones de cualquier cosa, a veces incluso sin ser transparentes respecto a cuando es una campaña. Si los medios han visto emerger un contrapoder con las voces surgidas en blogs y plataformas, las figuras de éstas últimas también son cuestionadas (y he preferido no entran en el pozo que ha sido esta semana el caso Auroplay).
Es reseñable que el debate sobre Tiktok por fin sale del punto de dónde se guardan los datos (sobre los que pesa una visión mítica sobre su poder), llegando (WSJ, The Guardian) al punto que llevamos meses discutiendo: la capacidad de controlar la nueva televisión de toda una generación. O de más de una. (mi posición está en “Tik Tok es la televisión: imaginemos que desde China manejan Mediaset y Atresmedia”, soy bloguero, no puedo resistir una oportunidad de subrayar “yo ya lo dije”). Relacionado “Los talibanes no pueden detener a TikTok. A pesar de la crisis económica, el caos político y la prohibición del régimen, los influencers de TikTok siguen prosperando en Afganistán”, Wired.
En mi caso (lo visito de uvas a peras), Tiktok me recomienda este tipo de vídeos:
Las estrellas de cine pueden evitar besos y desnudos, al precio de cavar su tumba
nota: hay un “spoiler” de “La gente como vosotros” de Netflix al principio de este apartado.
En la comedia romántica “La gente como vosotros” de Netflix , los dos protagonistas se besan en algún momento (vale, al final, he ido directamente a comprobarlo). El caso es que el actor Andrew Schulz ha desvelado que los actores se acercaron un poco y el resto del beso se construyó con CGI.
Se conocía que en la industria se han utilizado dobles para escenas de camas. Según The Guardian algunas estrellas utilizan dobles también para besos, como el caso de Lindsay Lohan. Para Stuart Heritage, que firma esa pieza, el problema no es la cada vez menor autencidad de las actuaciones sino la posibibilidad de que en post producción se haga algo con el personaje que interpretas que no aceptaría.
Mi impresión es que los actores están sembrando un mal negocio, por no decir su propia tumba. Me explico, en el mismo medio inglés hablan de la explosión de “rejuvenecimiento” gracias a los afectos de actores como Harrison Ford. Es uno de los ejemplos que mencionamos en el artículo sobre lo artificial copando la industria de los contenidos. Mantener la voz de Darth Vader o apariciones de actrores después de muertos son otros ejemplos.
Para los actores instalados (y sus herederos) tiene sentido. Pueden seleccionar cada vez más las escenas que tienen que rodar, llegando incluso en un futuro imaginable a poder decidir vender su imagen y no tener que rodar nada. Si eres un actor famoso que mueve la taquilla, tienes ese capital social o capital erótico, puedes permitirte cada vez que la actuación en obras audiovisuales cada vez sea menos auténtica. Para la industria también, es extraordinariamente difícil crear un meme de éxito global y lo práctico es ir sobre seguro.
Mi punto es que se está sembrando una aceptación de lo generado con ordenador, se está acostumbrando al público. Hoy día sería impensable que nos propongan una serie en la que aparecen estrellas mundiales pero en las que ninguna apenas actúa de verdad: todo sería generación de una nueva actuación cruzando un guión con vídeos de sus actuaciones anteriores. En cinco, diez años ¿escandalizará mucho? ¿y con actores muertos? Desde un punto de vista industrial puede tener sentido, sabemos que Scarlett Johansson conecta, gusta ¿merece más la pena tener los derechos sobre su imagen o apostar por una actriz sobre la que tenemos menos seguridad de éxito?.
Dos enlaces extra para asomarnos a esta tendencia. En MotherBoard sobre como a los actores de doblaje se les pide en los contratos que incluyan los derechos para generar voces sintéticas a partir de la suya. La preocupación en el sector lleva tiempo creciendo, como en todos los empleos afectados por el cambio tecnológico. Tanto es así que el sindicato británico de creativos Equity lanzó una campaña hace meses llamada “Evita que la Inteligencia Artificial robe el show”. Sus reclamaciones se centran en un punto crucial: los intérpretes deben de ser dueños de las futuras recreaciones de su trabajo con IA, tanto a la hora de dar el permiso para hacerlas como a la de reclamar un pago justo por ellas. Al igual que en otras profesiones creativas, veremos herederos del artista gestionar y explotar su legado.
MIT sobre el modelo Gen-1 de Runway. Con CGI se puede hacer mucho y mejor, pero es probable que esto suponga una popularización y una bajada de precios.
Mi momento en redes sociales y plataformas
El otro día comentaba en Twitter que mi red social favorita ahora mismo son los estados de Whatsapp. La clave está en la gestión de comentarios: se hacen en forma de respuestas privadas, no hay incentivos para trolear, atacar, criticar… no hay rendimiento público de tirar a nadie en los estados de Whatsapp.
Es asombroso como desde los blogs lo poco que se ha aprendido de la tranquilidad que ofrece el poder de gestión de comentarios. Entiendo el momento de BeReal pero, como buenos amigos me dicen, no tengo edad para que sea la aplicación la que me mande cuando publicar.
El caso es que hay novedades que explica muy bien Iván Ramírez en Xataka Móvil, la más interesante sirve para que esa mezcla de contactos íntimos (amigos, familia) y contactos prácticos (Carlos Reforma baño 2019) se pueda manejar mejor:
En WhatsApp es posible elegir quién puede ver los estados, con opciones como Mis contactos, mis contactos, excepto y Solo compartir con, disponibles tanto en las opciones globales de privacidad como antes de publicar cada estado, pero ahora será más fácil de ajustar
También ando algo más activo en Mastodon (me podéis seguir por aquí), sobre el que hay debate sobre si bajó desde su pico tras la entrada de Musk en Twitter o se está midiendo mal. Creo que hay un debate más allá de que tiene más fricción que otras redes centralizadas (lo de copiar la dirección de alguien en tu instancia para seguirlo por ejemplo): mi duda que tiene que ver con la dificultad del descubrimiento al no haber recomendación algorítmica. Tienen seguidores básicamente los que tenían en Twitter.
En todo caso estoy encontrando algo del espíritu del Twitter original, quizás por la autoselección que genera el público que prueba Mastondon.
Breves
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Hay algo agradable en Mastodon: entrar, ver todo el contenido y que no haya más. No es un pozo sin fondo como el resto de redes sociales, diseñadas para arañarte minutos de atención. Es una chorrada, pero me agrada mucho poder entrar y saber que tiene fin mi comprobación de qué hay nuevo a diferencia de Twitter o Instagram que sin querer acabas deslizando reels