Abundando en mi odio a los micropagos he leído con gusto el artículo de Thomas Baekdal, «cómo las compras dentro de las aplicaciones están destruyendo la industria»:
El problema es que la nueva generación de gamers va a vivir esto como la opciónpor defecto. Van a crecer en un mundo en el que la gente piensa que los juegos son así. Que esa ingeniería social y esa forma de engañar a la gente es una forma aceptable de hacer negocio
¡No lo es!
Javier Pastor tiene una versión menos rotunda y recoge a su vez voces y argumentos a favor de los micropagos. Yo sigo en mis trece, eso sí, intentando instalar sólo juegos que no los tengan y si puedo pagar por ellos, mejor.
Si pago por un juego, no quiero pagar más para tener un extra. Cuando tuve la xbox360 no pagué por ningún extra ni DLC. Y en smartphone idem.
Si el juego es gratuito, pues… la verdad apenas ya juego en el smartphone, me aburren, y los que son interesantes, tienes micropagos por lo que al final tiro de Steam en el PC y a disfrutar.