Negocio tradicional frente al showrooming: atacar al cliente nunca fue el camino
Hay negocios que de este tema todavía ni han oído hablar, otros andan en la fase de la negación (en España y otros países con comercio electrónico menos competitivo estos dos estadios son los mayoritarios), pero los hay también que están en plena fase de confrontación contra el showrooming.
El cartel que ilustra el artículo me lo pasa Yago y refleja la misma estrategia que este otro que recogía Javier Arias: un mensaje de hostilidad hacia el potencial cliente, advirtiendo que están allí sólo para los que compran y no para mirones y gente que busca consejos y saber su talla para luego comprar online.
Llevamos años hablando de showrooming, desde que era una práctica de cuatro frikis hasta ahora en que la penetración del smartphone y el crecimiento del comercio electrónico han conseguido que sea una práctica con un impacto medible cada vez mayor.
El debate es apasionante y las soluciones, si las hay, no son obvias para el comercio tradicional. Si tuviese que apostar insistiría en las ideas que hemos compartido sobre el futuro de las librerías y la integración del comercio tradicional con el software e internet: apostar por el valor que tiene la experiencia presencial y apalancarse en lo diferencial que tiene frente al comercio electrónico.
Dicho de otra forma, si los compradores de cámaras buscan tu conocimiento y consejo, pero luego compran en una tienda online, la fase de "aceptación del showrooming" debería lleva a pivotar el negocio hacia lo primero: formación, cursos, quedadas y photowalks para los clientes que te compren a ti. Es justo el valor diferencial que la tienda online todavía no puede dar