Las Vision Pro de Apple son lo "más metaverso" que se ha creado hasta ahora
La generación de realidad aumentada nos va a empujar a dar respuesta a una pregunta ¿cuánto más queremos que nuestra relación con la realidad y otras personas esté intermediada por tecnología digital?
Tras seguir con interés los primeros análisis, tomas de contacto y sobreactuaciones para llamar la atención alrededor de las Vision Pro de Apple, sigo volviendo al fotograma del padre con las gafas puestas mientras ve jugar a sus hijas que tanto me llamó la atención del vídeo de presentación original del producto.
Cuanto más reflexiono sobre él, más me convenzo de que mi primer análisis de lo que suponían las Vision Pro era incompleto.
El error, claro, está en “modo de relacionarte con la tecnología”. Al volver a escribir sobre el tema diría algo de diferente: cómo se introduce la tecnología intermediando entre las relaciones humanas. En aquellas en las que lo digital todavía no jugaba un papel ni influía con sus reglas.
Permítanme que ponga un ejemplo de esas “reglas de lo digital / internet”. Desde el minuto uno hemos asistido a un debate sobre los que se han puesto las gafas en sitios públicos, con usos llamativos y se han grabado para compartirlo. Que si han perdido el sentido del ridículo, que hay que tener poca aprecio por la propia dignidad. Las reglas de lo virtual apuntan en otro sentido: sólo si son realmente llamativos, extremos y, en cierta medida, indignantes consiguen aprecio, visibilidad y engagement.
Siendo así era de esperar que en una sociedad afectada por los códigos de lo digital (que no son fijas, están marcadas por los intereses e incentivos de las plataformas y servicios que usamos) asistiera a multitud de individuos que se ven más recompensados con llamar la atención que con la aceptación social para pasar desapercibidos.
Es por ello que tiendo a descontar el patrón que hemos visto los primeros días. El uso en exteriores en movilidad que tanto se ha compartido nos podría llevar a pensar que las Vision Pro de Apple van a tener un uso mucho mayor para la realidad aumentada a pesar de tener un hardware potente y pesado para la excelencia en la realidad virtual. Es probable que pasado de moda el furor por pasear con ellas se reconduzca la situación.
Siguiendo más patrones de adopción en los primeros días me he cruzado sobre todo con uno. Las nuevas gafas lo que permiten es poner más pantallas donde antes no las había. En momentos del día en los que nos tocaba quedarnos en la mera realidad cotidiana y estática de pronto podemos tener estímulos digitales de toda índole. Lavar los platos, cocinar incluso, estar con tu niño en brazos.
Mi punto de que las Vision Pro “son lo más metaverso” que hemos tenido hasta ahora no es ya tanto por su acepción clásica, la de mundo virtual que existe en paralelo al mundo físico sino por la otra que defiendo y me interesa más: el entendimiento de que lo virtual, lo que sucede en internet, cada vez tiene más importancia en nuestras vidas y en nuestras sociedades. Si estas gafas u otras (a mi me gustan mucho las Quest 3 de Meta) crecen en uso, tendremos más tiempo en lo virtual o, como mínimo, mayor superposición de lo virtual sobre lo analógico. Más metaverso, con su influencia, con sus reglas y su contaminación.
En muchas ocasiones se vende la propuesta como que la inmersión nos dará una mejor educación (véase Meta) o que mejorará nuestra vida social (Apple). Pero ya sabemos que lo de hacer cursos y videoconferencias con nuestra madre que vive en otro país es lo excepcional y que lo habitual en digital es conectarnos a un carrusel de estimulados, sobreinformación y consumo de tiempo mirando a una pantalla.
De entre todas las posibles vías de contaminación de lo digital en lo analógico que nos puede dar la realidad mixta me interesa especialmente un tema. Como cabra que tira al monte, creo que hay un área de desarrollo en la introducción de inteligencia artificial, con las personas sintéticas como una de las piedras de toque que harán ponderar la mezcla entre real y virtual.
Si ahora estamos en la fase de chatear con bots que pasan por personas ficticias (Character.ai), famosos simulados (Meta) o novias y novios virtuales poligonales (Replika), la realidad aumentada de las Vision Pro podría darles un realismo superior: estar sentadas aquí, en tu sofá contigo, charlando. Mis reflexiones al respecto están, de forma inevitable, cargadas de un cierto escepticismo generacional.
¿Qué patrones, formas de funcionar y mecanismos de lo virtual nos traeremos al mundo analógico? Como exploradores del viejo mundo que llegan al nuevo, el conocimiento y nuestra religión no es lo único que portamos, hay ciertos virus que viajan con nosotros, que nos utilizan como mecanismo de propagación. Son los vicios, patrones, costumbres y casos de uso que tienen éxito en nuestro día a día en internet.
No sólo tendremos una tele mejor (siempre y cuando renunciemos a la parte en que vemos la tele con otros) para ver vídeos de forma más inmersiva. Las Vision Pro de Apple y la nueva generación con la realidad aumentada nos va a empujar a dar respuesta a una pregunta ¿cuánto más queremos que nuestra relación con la realidad y con otras personas esté intermediada por la tecnología digital?.
La usabilidad del acceso será determinante para el futuro del metaverso. Hasta que no demos con el terminal y el uso adecuados, no despuntará. Hay que encontrar el "nuevo smartphone".