El tema del manifiesto del empleado de Google nos ha venido grande a los medios
Esto es el trabajo de días de mi compañero Javier Jiménez. No es tanto sobre el caso del manifiesto del empleado de Google como sobre el debate de fondo: si existe el dimorfismo sexual en el ser humano, si hombres y mujeres somos diferentes más allá del físico y en qué.
Esta pregunta a su vez, "abre" otras muchas: qué ciencia debe responder acerca de la naturaleza humana, por qué los consensos actuales en biología, psicología y sociología responden de manera diferente. Se podría seguir durante días: si la evolución termina cuando aparece el ser humano en el que todo es social por la plasticidad de su cerebro o por el contrario nuestra mente sigue siendo en parte un juguete de los incentivos evolutivos; cómo explicamos los universales que se detectan en todas las sociedades y cómo se llega a una consilencia científica en la que encajan lo que sabemos a través de la genética, la psicología y sociología (cuando se practican con un método científico), la antropología, la etología, etc, etc....
El tema del manifiesto del empleado de Google nos ha venido grande a los medios, a los tuiteros y, sospecho, a todo bicho viviente que se ha metido en él. Y lo hemos capeado con lo que teníamos a mano: ideología, el mejor atajo para cuando la realidad es tan compleja que nuestra misión (contar la verdad) está muy por encima de lo que somos capaces de explicar.
Apunte adicional: algo que refuerza las explicaciones "culturalistas" es que es mucho más fácil para un periodista, incluso para los que suelen tratar con temas de ciencia, el crear un relato con ellas, llegar a conclusiones fáciles y simples, con una causa clara. ¿Que por qué hay tal desigualdad? Porque hay una cultura de la discriminación que [aquí viene un ristra de interpretaciones, algo parecido a hechos y citas seleccionadas para que encajen en el relato y el trabajo de contar el mundo se reduzca a lo que a la mayoría de periodistas actuales nos gusta hacer, comentario de texto]