Los enterradores de los SMS también tienen un precio
Aunque los estudios auguran crecimiento al mercado de los SMS en los próximos años, mi impresión es que minusvaloran lo contagioso que resulta - especialmente en España - el sentirse estúpido por pagar algo que otros consiguen gratis. Pocos factores ayudan tanto a la aceleración de la adopción de la tecnología y los servicios de mensajería en el móvil están justo en ese momento de irrupción desatada entre los usuarios normales tras haber pasado su época de "cosas de early adopters".
Aquí hablamos de Blackberry Messenger - sistema ahora popular por las revueltas de Londres, de hecho ha cautivado a la generación de la mensajería en el móvil - pero también de Whastapp. Son los dos grandes protagonistas, junto a los que veía al recién estrenado en España GroupMe, un sistema excelente por el uno apostaba hasta el anuncio de hoy... de Facebook Messenger.
Y es que en servicios en los que el factor red sea el protagonista las nuevas iniciativas tienen muy difícil competir con Facebook, recién instalado Groupme hace dos días tenía cero contactos, hoy llego a cinco... instalarse FB Messenger resulta la experiencia contraria para la mayoría de usuarios. En todo caso, y aunque la primera lectura es que nos liberamos del absurdo precio que supone lo que nos cobran las telecos por los datos de un SMS también estamos enterrando un sistema abierto e interoperable para abrazar plataformas cerradas que eligen en qué sistemas funcionan y con qué terminales. Ninguno de estos sistemas va a conseguir a corto plazo la universalidad de los SMS y suponen trasladar parte de nuestra capacidad de comunicación a un nuevo actor mucho menos regulado y vigilado - de momento - que las telecos.