Slack y la cultura de trabajo y colaboración en la oficina
Tiene Slate una buena pieza sobre Slack, el software de chat interno para empresas con gran usabilidad y toques de Twitter del que hemos hablado varias veces por aquí y del que somos usuarios intensivos en Weblogs SL.
Me ha interesado mucho - al igual que el comentario en The Awl - porque es de los primeros análisis en el terreno de los cambios que introduce en la cultura de trabajo y colaboración en la oficina: de cara a la empresa añade una herramienta de comunicación con un valor diferencial (como cuando debatíamos hace años sobre Twitter para el gran público: una extraña mezcla de sincronía y asincronía que añade limitaciones a las comunicaciones perfectamente síncronas o asíncronas, escribes y no sabes quien de tus “followers” lo lee, el mensaje se puede perder en el hilo,la persistencia es la funcionalidad que lo hace de pago…; para los siempre conectados esto puede no ser un problema, pero para el resto sí), y es a la vez un elemento distractor y "ludificador" del trabajo, hace más divertido estar trabajando y conectado a lo que pasa en la organización.
La segunda derivada de análisis es todavía más interesante: Slack es un potenciador de la apariencia de estar trabajando. Mandar muchos mensajes, tener mucha actividad, conectarse a muchas horas para dar apariencia de compromiso y productividad, cuando puede ser todo lo contrario. En esto es un avance respecto al correo electrónico en tanto en cuanto añade mucha más visibilidad a cada mensaje.
Soy un gran partidario de Slack, pero a la vez empiezo a tener la impresión de que el entusiasmo que tenemos los medios online por lo bien que encaja con nuestro trabajo se está extrapolando de una forma un tanto acrítica y que, como con el correo, toca una reacción de moderación, buenas prácticas y debate de cómo y cuándo usarlo.
Por último, entrevista a Stewart Butterfield, cofundador de Slack para redondear la foto sobre el proyecto.