SGAE contra Alonso
Poco que añadir a lo que se ha comentado en multitud de blogs sobre el caso Sgae contra Alonso. Apenas reafirmar mi solidaridad con el fundador y mi socio en WeblogsSL y enlazar a varias de las respuestas que se han publicado acerca de esta "defensa del honor de la SGAE":
si no te gusta que te llamen algo, lo mejor es empezar por no hacer cosas que puedan merecer ese calificativo
Y, más allá de eso, si la SGAE logró que Google borre los resultados y que Julio remueva el link al google bomb que llamaba a la SGAE ladrones ¿que fin tiene la demanda realmente? Porque no veo que quieran defender su honor sino iniciar una campaña de FUD en la Internet hispana
También está claro que el primer efecto evidente de esta demanda de la SGAE será que aparezcan un montón de nuevas anotaciones en las que sale su nombre junto con la palabra ladrones, en aplicación del dicho de que «si no quieres una taza de caldo, toma dos».
¿Qué hará la SGAE después? ¿Coger la lista de resultados de Google e ir poniendo demanda tras demanda?
La denuncia de la SGAE a Julio Alonso ofende tanto al sentido común como ofende a algo tan esencial como la libertad de información, el derecho a componer un titular para informar de una noticia que consideras relevante.
Como bien arguye Julio: ni fue el primero ni es el único ni el más ofensivo contra la sociedad. ¿Se castiga, entonces, el buen posicionamiento de una página? ¿Se trata de un castigo ejemplar por parte de quien aspira a controlar Internet?
Y es que cuando crees que nadie puede meter más la pata, va y aparece la SGAE…
Y muchos más. Defiendo que alguien que no roba - con el código penal en la mano - no deba ser calificado públicamente como "ladrón", pero creo que eso no es precisamente lo que sucede en el post de Julio Alonso. La SGAE pretende al mismo tiempo llevarse 1200 millones de euros por canon, perjudicando no sólo a los usuarios sino a todos los que estamos en la industria de la tecnología e internet, controlar la red mediante el fin del anonimato y al mismo tiempo amedrentar a quienes la critican. Algo que no van a conseguir, pero en lo que van a empeñar su imagen, granjeándose todavía más antipatías.