Miyamoto y su príncipe de Asturias
Aunque servidor no tenga en excesiva estima a los premios príncipe de asturias (mayormente por el provincianismo populista con que se concede en muchas ocasiones, sobre todo el de deportes, que parece buscar más el articular un nexo de unión entre monarquía y la juventud de este país que premiar los verdaderos méritos deportivos), la concesión del premio de comunicación y humanidades a Shigeru Miyamoto debería ser un punto de inflexión para la imagen del videojuego en nuestro país.
Comentábamos hace días que este proceso se está acelerando y que generacionalmente ya no tiene vuelta atrás, el discurso ludita contra los videojuegos basado en prejuicios y sin base científica cada vez resulta más ridículo para quienes nos hemos criado jugando y todavía lo hacemos.
Sobre el premio, en Vidaextra hemos preparado un especial que creo que merece la pena leer:
Shigeru Miyamoto: las reglas del juego, un perfil del galardonado, al que merece la pena conocer.
Los otros diez genios de los videojuegos que merecerían ser premiados, una muy buena referencia por donde continuar, aunque servidor hubiese puesto a Sid Meier en la lista (y por razones sentimentales, a Paco Menéndez).
Es hora de exigir el prestigio que los videojuegos y los jugadores nos merecemos, orgullo jugón.