Lectores de libros electrónicos no especializados
Desde mucho antes de que llegaran Reader, Kindle y compañía, ya se leía mucho ebook, tanto en casa como en movilidad. Aunque la experiencia de lectura con un lector de libros electrónicos basado en tinta electrónica es muy superior a la que pueden ofrecer las pantallas de los dispositivos no especializados, lo cierto es que lo que uno ha visto - y escuchado - acerca de las tendencias lectoras del personal es cuando menos sorprendente.
Además del ordenador de casa (pantallas TFT, CTR), algunos de los cacharros favoritos para leer están siendo las PDA y, curiosamente, las consolas portátiles como Nintendo DS y la PSP. Los móviles también empiezan a hacerse un hueco - cómo no, hay quien postula el iPhone como lector de libros - y por supuesto tenemos los ultraportátiles como opción para llevarlo siempre encima. Hay tres variables en esta competencia como lector de libros electrónicos. Por un lado tenemos una batalla de formatos, tipos de archivo y clientes disponibles para cada plataforma: es difícil encontrar un dispositivo no especializado que "se trague" cualquier formato y lo muestre aceptablemente. Luego tenemos que tener en cuenta la calidad de la experiencia de lectura, muy a favor de los lectores de ebook basados en tinta electrónica, sin retroiluminación que moleste a la vista. Ambas juegan a favor del lector de ebooks.
Pero por último tenemos el debate de cuántos cacharros vamos a llevar encima, algo que ya tocamos cuando lo del Nokia N96. A más especialización, menos funcionalidades cubiertas y más posibilidades de ser descartado ante los dispositivos multipropósito. Incluso podríamos entender iPhone como un reconocimiento de que los usuarios podrían empezar a plantearse no llevar a la vez el móvil y el iPod. En el caso de los lectores de libros electrónicos el integrarlos dentro de otros cacharros parece más complicado a priori, a no ser que nos vayamos a un escenario de dispositivos con más de una pantalla. El escenario más probable es que para los lectores más empedernidos merezca la pena tener un lector de ebooks pero... ¿no serán ellos a la vez los que más apego muestren al formato tradicional del libro?