La privacidad preocupa cuando los efectos de perderla se hacen evidentes, no antes
Hace poco un cargo medio de una entidad bancaria me comentó algo sobre los datos de los usuarios y la privacidad que creo que es bastante certero: a la mayoría de la gente le da igual que la entidad de la tarjeta sepa cuánto gasta, dónde, en qué y cuándo a cambio del servicio que recibe a cambio, de la comodidad de comprar con tarjeta.
Eso sí, afirmaba, si alguna vez alguien de Visa, Master Card o de un banco le llama y le hiciese una oferta comercial del tipo "oiga, sabemos que ahora compra ropa de bebés a menudo, algo que antes no hacía, pero en su cesta de la compra todavía no hay nada relacionado. Imaginamos que su bebé no ha nacido todavía o que es lactante, siendo así, ¿no ha pensado en buscar una casa más grande o comprarse un coche familiar? Podemos hacerle una oferta de crédito". En ese caso, es probable que la mayoría percibiese esto como una intromisión inadmisible en su "privacidad"
Girls Around Me
Todo esto viene a cuento de una startup y un artículo que han sonado mucho en las últimas semanas. La primera es Girls Around me, que ofrece un servicio para localizar a las chicas que están localizadas cerca de uno a partir de los datos que ellas mismas han hecho público en Foursquare, integrando su perfil de Facebook cuando también está disponible. Ha habido una controversia bastante intensa en Estados Unidos, hasta el punto de que Foursquare le ha impedido seguir utilizando su API y Apple los ha echado de la AppStore, ambos por violación de los términos y condiciones. Pero el caso es que Girls Around me lo único que hace es agregar información que las propias usuarias han compartido de forma abierta, haciendo evidente la cesión de privacidad de quienes integran Facebook y/o Twitter con FourSquare y luego hacen "checkins" públicos.
"Vendiéndote en Facebook"
El artículo que mencionaba anteriormente no es otro que este del WSJ, en el que hace un repaso de qué datos recaban las aplicaciones de Facebook más populares de los usuarios que las utilizan con el sugestivo título de "Vendiéndote en Facebook". Tiene un punto, se trata de un juego o servicio gratis a cambio de obtener información del usuario, aunque no es tan convincente cuando intenta explicar que el proceso de aceptación de estas aplicaciones (que explicita bastante claramente a qué datos exige acceder cada aplicación) no es suficiente porque "el personal se acostumbra".
¿Por qué hay una gran permisividad con este acceso a datos bastante sensibles? No comparto del todo a tesis del WSJ de que la gente hace "siguiente, siguiente" como si estuviese instalando un software en Windows (al menos para usuarios con un mínimo de conocimiento), creo más bien que la explicación radica en que la gran mayoría de aplicaciones se guardan mucho de que el uso de esta información se haga evidente al usuario. Ninguna te informa que "oye, soy un juego de un puzzle chorra, pero me interesaba mucho saber si eres hetero, soltero de 40 años y declarado judío ortodoxo.. por eso te ofrezco este crucero de singles a Jerusalén todo incluido".
Quienes tiene más peligro en temas de privacidad no son las aplicaciones como "Girls Around Me", que muestran muy a las claras de qué van, evidencian perfectamente que datos manejan y para qué. De hecho, si algo ha conseguido es hacer un favor a que la gente entienda bien qué datos comparte y qué pueden ver los demás.
Más preocupante son las organizaciones que, accediendo y almacenando mucha información sensible, hacen un uso de ella que el usuario no "visualiza"... al menos hasta que un día haya un Chernobyl de la privacidad con Facebook, una red que no hace demasiado se aprovechaba de este patrón de tolerancia del usuario vendiendo información personal sin el menor viso de preocupación.
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