La inteligencia artificial devora a sus profetas
Hoy vamos con varios temas que me han interesado mucho las últimas semanas sobre inteligencia artificial. Especial bienvenida a los que venís desde la lista de correo de Val, Polymatas.
Cuando el agente de Perplexity compra en Amazon, ¿quién está comprando?
Los agentes inteligentes prometen traer grandes cambios a la experiencia digital. Aunque uno sigue pensando que tienen los pies de barro y que todavía no hay una madurez tecnológica como para automatizar tareas realmente importantes, hay quienes se están preparando para un internet en el que gran parte de las acciones las ejecutan esos agentes de IA.
En el comercio electrónico tenemos el cambio en la persuasión. El diseño, la calidad de las fotos del producto, la tipografía… Cuando quien compra es un bot, es probable que todo eso importe mucho menos. De hecho, el litigio entre Amazon y Perplexity nos puede llevar a repensar esa idea de quién está comprando realmente.
Las dos empresas están enfrentadas porque Perplexity permite a los usuarios que emplean su agente de IA navegar por la tienda y comprar productos, apese a que Amazon se lo había prohibido. Lo siguiente es que la empresa fundada por Bezos ha demandado a Perplexity ante un tribunal federal del norte de California, alegando que estaba violando leyes estatales y federales de fraude informático al acceder repetidamente a sus sistemas sin autorización.
En dicha demanda sostiene que Perplexity disfraza a su agente de IA como si fuera un “usuario humano para eludir las barreras tecnológicas de Amazon”. La respuesta pública de Perplexity fue darle la vuelta al argumento: “Perplexity no usa Amazon. Son los usuarios de Amazon quienes eligen usar Perplexity u otro asistente de IA de su preferencia”.
Hay una variable crítica en todo este asunto: Amazon necesita saber si la visita es de un bot o de un humano porque una parte importante de su negocio es la publicidad dentro de la tienda. Y los anunciantes, de momento, prefieren ojos humanos sensibles a sus propuestas.
OpenAI hace bien en la búsqueda del investigador IA
A pesar de las menciones a la AGI, del último directo de OpenAI destacaría el énfasis en a automatización de la propia investigación en inteligencia artificial. Si atendemos a las declaraciones de Altman y Pachocki, la compañía planea desarrollar sistemas de IA diseñados para acelerar el trabajo de sus investigadores humanos. El primer hito llegaría en septiembre de 2026 y consistiría en “becarios de investigación de IA”. A medio plazo anticipan un “investigador de IA totalmente automatizado” para marzo de 2028. Este sistema sería capaz de gestionar proyectos de investigación complejos de forma autónoma.
La “automatización de la ciencia” es una línea de la que también ha hablado mucho Anthropic y que tiene un sentido estratégico muy directo: los buenos investigadores de IA son escasos y caros. La primera empresa que realmente logre algo parecido a lo que anticipan ambas compañías tendrá una enorme ventaja y la posibilidad de tomar ventaja y acelerar frente a la competencia.
Para el archivo de momento de la inteligencia artificial: fascinante la calma de Pachocki mientras hacen los pronósticos de cuándo la máquina podrá hacer - mejor que él - su trabajo.
El momento Kodak de la consultoría
Sigo manteniendo la guardia alta ante los diagnósticos que señalan a la inteligencia artificial como la principal razón de fuertes cambios económicos y en el empleo. Esta vez le toca al “momento Kodak” de la consultoría que apunta Aimee Donnellan en Reuters.
El análisis de la autora es muy interesante. Plantea que, al igual que Kodak no supo adaptarse a la fotografía digital, las Accenture, Deloitte o IBM corren el riesgo de quedarse atrás ante la automatización que la IA está introduciendo en su propio negocio.
Lo que está sucediendo sería que, dentro de los servicios de consultoría, muchas tareas repetitivas, intensivas en tiempo y de bajo valor añadido que no requieren juicio experto, ya pueden ejecutarse con agentes y modelos generativos a una fracción del coste y del tiempo, lo que comprime precios y acorta proyectos.
El asunto es especialmente interesante porque todas estas consultoras llevan años alerta, adoptando y predicando la inteligencia artificial y, paradójicamente, asesorando a compañías para su integración. No tienen la mentalidad de minusvalorar el cambio, pero sí, tal vez, la dificultad de asumir que el negocio de la consultoría pasará a ser más pequeño (aquí la analogía con Kodak funciona regular en mi opinión).
Probablemente habrá muchas menos horas de consultor junior dedicadas al trabajo de base que nutre al senior, por lo que esta vez sí podríamos establecer una conexión entre IA y el empeoramiento del empleo joven. Como estratagie ¿pueden las consultoras explorar un escenario en que aunque el precio por proyecto cae, pero por eso mismo muchas empresas que antes no podían demandar consultoría ahora lo hagan y empezar a competir con las pequeñas?
En todo caso si se sigue profundizando en este cambio debemos volver a lo que comentamos en “Si la IA es tan genial, entonces hay que repensar empresas, productos y servicios”: no basta con cambios menores, los negocios, los procesos y las cadenas de valor empiezan a ser repensados desde la inteligencia artificial. Conviene anotar que en esa pieza un servidor no acertó en un punto: plantear que para el cambio habría mucha demanda de consultoras sin ser capaz de ver que la revolución no tardaría en devorar a sus profetas.
La vida es un carrusel y esta canción ultra-algorítmica
En mi fascinación por el nuevo orden memético he pasado un buen tiempo explorando el mundo de MXZI y otros creadores de montagens: edits breves que más que canciones al uso tal y como se entendían en el siglo XX. Se reducen a un único fragmento memético que luego se distribuye en varias versiones, tanto lentas como aceleradas.
La copla queda reducida a su momento de máxima capacidad memética, a esa parte que se usaría como parte del meme-obra de TikTok o Instagram. Ofrecer las mismas melodías en múltiples tempos/formatos ayuda a capturar distintas playlists y búsquedas; cada variante suma reproducciones y posicionamiento algorítmico.





O sea que los siguientes en quedarse sin trabajo son los propios investigadores de IA que están fichando como locos todas la tech 🤣🤣 es de locos