Google, spyware y la tele del salón
Confieso que cuando comentamos por primera vez (allá por por Junio) la idea de Google de capturar el audio del entorno del usuario para identificar lo que veía por la tele para ofrecerle información y contenidos (y publicidad, claro) personalizada me pareció más curiosa que un proyecto convertible directamente en un producto
Pero Peter Norvig, director de investigación de Google, no lo cree así, de hecho afirma que un sistema que provea de contenido web a partir de lo que un usuario ve en la tele podría ser pronto realidad (Technology Review).
En realidad ofrecer contenidos personalizados a partir de los contenidos audiovisuales que vemos es algo que podrían hacer las plataformas de IPTV o sitios como Youbute, pidiendo consentimiento al usuario y sin necesidad de que pongamos micros en casa. También se podría proponer una solución de bajo coste que tomara una salida de audio de la tele y enchufarla a la entrada de audio del ordenador. Ambas soluciones son menos invasoras de la privacidad, pero no son factibles: la primera no está al alcance de Google y la segunda requiere "hardware" adicional.
Así que, tomándonos en serio que Google quisiera poner un micro en el salón, hay que oír su explicación de por qué esto no menoscaba nuestra intimidad: no se recoge y almacena todo el audio, sino que se reduce el sonido a "huellas digitales" que son cotejadas con una base de datos de contenidos televisivos. Si casan, se nos ofrece el contenido relacionado, si no, pues nada. Partamos de que es así, pero ¿cual es la percepción del usuario? Lo que hace el sistema y el software en el servidor de Google es oscuro para mí (¡no son libres!), lo que percibo como usuario es que hay un micro en la habitación. Algo muy bueno se debe ofrecer a cambio, para que alguien esté dispuesto a permitir algo así.
Aunque Google abriera su código y permitiese su acceso a sus bases de datos, incluso así, la percepción sería la misma: por mucho que uno confíe los correos electrónicos, las búsquedas y las conversaciones por mensajería instantánea, el hecho de poner un micro en un salón es algo que sería percibido como una violación de la privacidad. Más bien, como el mayor sistema de spyware conocido.