Eliminados en octavos
Que íbamos a perder era el pronóstico que teníamos muchos en la quiniela. Me refiero al tema del manifiesto y la aprobación de la ley Sinde, que ha tenido lugar con "nocturnidad y alevosía": un día festivo en media España, colándolo de rondón y en provincias, para que la cuota de atención fuese dirigida a la actualidad local. Desde el mismo momento en que el PP dio por buenas las modificaciones que fueron añadidas tras las primeras movilizaciones entendí que era batalla perdida. No por confianza en el criterio de la oposición, sino en su olfato oportunista para detectar lo que es amortizable electoralmente, lo único que les interesa de todo lo que está sucediendo en internet.
Esto también explica cómo hemos perdido, sin un sólo comentario por parte del Gobierno sobre la ley Sinde, sin una sola pregunta por parte de los medios presentes, sin una mención en la nota de prensa de 60 páginas que explica el proyecto de ley. Haciendo honor a la tradición patria hemos perdido en octavos, de penalti injusto y con cara de tontos. Saben que no les saldrá gratis, cuentan con que cierta parte de la sociedad no va a parar, pero esperan que el desánimo cunda en la escuadra rival, a la que ni siquiera han concedido un cuerpo a cuerpo, con todos sus perfiles y blogs afines secundando la estrategia "de lo que no se habla, no existe", y que la marea digital quede en algo marginal. Al menos, aún derrotados y eliminados, nos queda no concederles el caer sin furia. A este gobierno, a esta oposición y a los que han ganado y están hoy celebrando, han pasado a cuartos.