El valor de Change.org y de la cultura de la adscripción
Lleva unos días en el candelero un debate sobre la solvencia técnica y fiabilidad de las votaciones en Change.org (véase Galli y 2, también entrevista al director de Change sobre el tema), que parece no dejar margen de duda: no es que no haya autenticación de la identidad de quien firma vía DNI electrónico o similar, es que ni siquiera hay capacidad de contar correctamente correos electrónicos.
Al respecto me ha llamado la atención enfoque de Genbeta que se pregunta si "tiene valor". Y el caso es que más allá de la casuística técnica, el valor de las votaciones de Change.org es como el valor de ser trending topic, de la existencia de un hashtag o una protesta de usuarios en Facebook... el que le queramos dar. Mi impresión es que ahora mismo hay una sobrereacción con lo que sucede en estos entornos por una mezcla de miedo a lo nuevo, desconocimiento / dificultad para medir los efectos y un empuje interesado por quienes plantean el "social media" desde los cuentos de miedo... pero me puedo equivocar, si después de todo quienes sepan media bien la influencia acaban encontrándola en estos entornos.
En todo caso, mi distancia con Change.org es más conceptual que técnica. No me gusta el planteamiento de "te sumas" o no, sin más matices o debate. Es la cultura de la adscripción, del +1, del retuit que encuentro reduccionista del valor que podemos conseguir en medios sociales en internet, o al menos para los que yo me planteo utilizarlos. Leo y releo las peticiones que hay en portada y en todas discutiría, matizaría, aportaría... pero lo que se busca es el número por el que una gran muchedumbre pueda hacer "presión social" para influir / forzar la conducta de otros individuos, organizaciones, administraciones públicas y empresas.
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