De la era Wintel a la post PC: Windows sobre ARM
En el MIX11 - la feria anual de Microsoft para desarrolladores - se están produciendo bastantes novedades, pero ninguna del calado de la confirmación de que Windows 8 correrá sobre arquitectura ARM (nota de prensa). Este anuncio podríamos tomarlo, junto al éxito del iPad y a que el mercado de los smartphones superar al de los PCs, como símbolo de un cambio de etapa en la informática personal: de la era Wintel a la era post Pc
Y es que, aunque Wintel siempre se refirió en un sentido amplio a Windows corriendo sobre una arquitectura x86, la alianza entre Intel y Microsoft les permitió a ambas gobernar durante décadas el mercado del software y los microprocesadores, llegando en bastantes ocasiones a traspasar la línea del monopolio. Hace años que el matrimonio sufría una crisis permanente: Intel no sufría por el crecimiento de Apple en la gama alta ya que se convirtió en proveedor para Mac, pero sí con el ascenso de ARM mientras Microsoft parecía llegar tarde a todo, desde el smartphone a la nueva generación de tablets. En la era post PC (que insisto, no se trata de que no haya ordenadores, sino de que dejen de ser los protagonistas en el uso y en el negocio), ambos han necesitado buscar nuevas parejas de baile, confirmando que vamos a un ecosistema mucho más rico y complejo.
¿Qué significará en lo técnico que Windows 8 corra sobre una arquitectura ARM? De entrada un desafío técnico para virtualizar las aplicaciones compiladas para x86 en procesadores no sobrados de potencia.... pero también una oportunidad para entender por qué Microsoft está tardando tanto en reaccionar con los tablets. Un sistema de este tipo le permitiría entrar en los móviles, las televisiones, los tablets... que tienen arquitectura ARM, con adaptar la capa de interfaz a cada uno y manteniendo el resto del sistema. Claro que esto es un planteamiento - mismo sistema para experiencias muy diferentes - que no va a ser de fácil ejecución ni encaja demasiado con tener Windows Phone 7. Windows 8 apunta a ser el termómetro que mida si Microsoft es capaz de adaptarse a los nuevos tiempos.