A Meta le conviene que el precio de joven asiático top 1% en machine learning esté en 100 millones al año
Adicional: es posible que Google y OpenAI gracias a lo que están haciendo a la web, estén ayudando a Zuck a quitarles el talento
Está llegando a los medios generalistas que Meta está pagando primas de 100 millones de dólares para traerse talento de inteligencia artificial de OpenAI, Google y otras compañías.
La lista de fichajes estrella la publicó Cnbc hace un par de semanas:
Y la cifra de la prima de contrato la filtró el propio Sam Altman de OpenAI, cuando pensaba que sus mejores ingenieros la iban a rechazar. Más tarde Wired confirmó el dato mencionando 300 millones por cuatro años.
No dejo de pensar que para Zuckerberg puede tener mucho sentido calentar el mercado. Meta tiene una vaca lechera de ingresos gracias a Instagram y Facebook, mientras que algunos competidores clave dependen de rondas de financiación, variabilidad en las valoraciones y fidelizar con opciones sobre acciones con vistas a futuras ventas.
Es el caso de dos de las empresas líderes, OpenAI y Anthropic, que a su vez tienen como inversoras a grandes tecnológicas: la primera a Microsoft con mucho poder de negociación y decisión, la segunda a Google y Amazon. En este grupo podríamos meter también a X.ai, que aunque tenga a Twitter (es decir, a X), está muy lejos de la rentabilidad de las propiedades de Meta.
En el plan de Zuckerberg para crear el Meta Superintelligence Labs la otra pieza clave es Alexandr Wang, cuyo fichaje fue mediante la fórmula del aquihire: se compra por completo o en parte (fórmula para este caso) una empresa (Scale.ai) con el primer objetivo de traerte el talento.
Al comprar en parte o invertir se regatean obstáculos legales por abuso de posición dominante o monopolio y se adquiere una licencia completa de la tecnología de la empresa adquirida. Con esto último te aseguras que no haya conflicto con lo que los fichajes vayan a desarrollar en la organización compradora.
Sólo Google está siguiendo la carrera económica de Meta en la IA
En este tipo de operaciones, la única que está siguiendo el ritmo de Meta es Google. Tenemos el caso del año pasado con Character.ai y, más reciente, el de Windsurf. En los dos ha aplicado la fórmula de inversión, llevarse el mejor talento, licenciar la tecnología y renunciar a la compra completa.
Google, al igual que Microsoft o Apple, puede estar en la carrera por el talento estrella de Meta. De hecho, de las tres, es la única que la está siguiendo en la misma línea buscando dominar toda la pila tecnológica de la inteligencia artificial: desde las TPUs y los servidores, a los grandes modelos llegando a aplicaciones y servicios.
Microsoft tiene un dilema diferente, por hacerse fuerte en infraestructura está acometiendo varias olas de despidos (véase lo que dice su presidente, Brad Smith) y lo que parecía un movimiento genial al entrar rápido invirtiendo en OpenAI ya no está tan claro. En el frente de aplicaciones y servicios, no parece que Copilot, Bing o Github sean los que mejor están ejecutando la integración de IA. Lo discuto en el último episodio de monos estocásticos:
Apple es un caso que merecería la pena discutir aparte. Sólo ahora parece que están despertando a que la IA es probablemente la tecnología de la década.
En este batalla, añado una teoría de cosecha propia: creo que en gran medida, OpenAI y Google le están pagando los fichajes a Meta. Cuando ChatGPT se lleva parte de las búsquedas tradicionales, o Google responde directamente con un resumen con AI Overviews en lugar de mandar tráfico a lás páginas de los creadores, el inventario de publicidad web disminuye.
Eso provoca que el presupuesto publicitario de las marcas acabe en mayor medida en otras opciones, con las plataformas como Instagram o Facebook como grandes candidatas. Es decir, cada vez que Google manda menos tráfico a una página, está perdidendo de manera doble: no ingresa en la medida que es también proveedor de soluciones publicitarias para webs y está consiguiendo que Meta ingrese un poco más.
Redifinición de las relaciones entre talento, fundadores e inversores
Que los investigadores de inteligencia artificial hayan devenido en talento valorado como estrellas de cine o del deporte va a cambiar aspectos clave de lo que venía siendo la industria tecnológica, la innovación y la inversión.
Por un lado hay quien apunta a que deberían empezar a pensar en tener representante. Para que luego digan que con la IA no se crean nuevos empleos.
Además refuerza algo que venimos hablando hace mucho en este nuestro blog, que es que con la inteligencia artificial las grandes tecnológicas salen reforzadas frente a las startups.
Con la inteligencia artificial las grandes tecnológicas por fin se libran de la disrupción de las startups
El relato habitual es que la innovación tecnológica es la oportunidad de los pequeños de desafiar a los grandes establecidos. La famosa “disrupción”, por la que una startup ágil, arriesgada, sin burocracia y sin una posición de mercado que defender se hace un hueco y desplaza a la corporación anquilosada y refrectaria al cambio.
Una nueva compañía que quiera competir en este escenario necesita mega-rondas desde el día uno, y equipos fundadores de gran prestigio. Si eres Ilya parece que te puden dar dos mil millones de dólares a una valoración de 32000 sin tener absolutamente nada. Para el capital riesgo supone, valga la redundancia, todavía más riesgo: valoraciones más altas y probablemente diluciones en ciclos más rápidos y agresivos.
Y quizás todo precise de una misión potente para poder ese mantener ese talento frente a las ofertas estrosféricas que no dependen de una futura venta. Es una versión del "no te vayas, canterano, al Manchester City, quédate cobrando mucho menos porque valoras tu identificación con el equipo más que el dinero”. Decía Altman a la tropa de OpenAI que “los misioneros vencerán a los mercenarios”. No tengo tan claro que la “misión de OpenAI” sea tampoco el terreno de los idealista que él cree que es.
A Zuckerberg le conviene que el precio de inventigador de inteligencia artificial estrella esté por encima de los 100 millones de dólares al año. Mientras Instagram sea la gran vaca lechera de ingresos, el rendimiento económico de la supuesta super inteligencia artificial puede esperar.
Imágenes: Antonio Ortiz con Freepik.