Hijos y privacidad en dispositivos y comunicaciones
Miguel Angel Uriondo en su blog
Dicho todo lo cual creo que, como padre, tengo más derecho a ser paternalista que el estado. Como ya he escrito, creo mucho en que mis hijos tengan acceso a la tecnología desde muy jóvenes. Mi hija tiene un pequeño iPod con aplicaciones educativas escogidas por nosotros y últimamente me pide mucho el móvil porque le gusta el Modo Niños de Zoodles. Este programa no sólo me permite configurar qué puede usar y durante cuánto tiempo, sino que también me envía correos periódicos informándome de la actividad desarrollada por la niña. Lo más importante es que, por más que le guste la tecnología, todavía lo cambia todo por un par de canciones, un cuento inventado antes de dormir o que le ponga el brazo por almohada.
Mi plan es seguir controlando la actividad de sus dispositivos hasta que deje de pagar por ellos y no dejar de preocuparme por cada aspecto de su vida, interesándome en sus cosas y convirtiéndome en alguien con quien no tema compartir cada pequeña preocupación.
Lo he traído - hay que leer el artículo entero - porque mis expectativas son diametralmente opuestas: no creo que mis hijos adolescentes vayan a permitir un tutelaje de esta índole, de hecho mi impresión es que la independencia y privacidad de sus dispositivos y comunicaciones forma parte del desarrollo. Si con algo cuento es con haberles dado herramientas para afrontarlas y cercanía para ayudarles si lo necesitan aún habiendo dejado de ser niños.